jueves, mayo 18, 2006

Visitas a la madriguera

Emma me dijo (más bien no me dijo, dejo dicho en su casa, en un costado), que había "otra" madriguera. Encontré esta afirmación un tanto caótica, puesto que ella vive en una madriguera, y nunca había dicho que hubiera otra madriguera y que, a su vez, esta le perteneciera. En realidad era solo otra madriguera, pienso ahora relajado.
Así que si, fui, pase por ahí. Me encontre un arbol amarillo, que era muy luminosos y la luz no dejaba ver el árbol, pero si las hojas que de ET caían. Abrí una hoja y era corta e inmediata, muy punk muy punk y decía así:
moving on i will go on playing
you may watch me have fun
"Merdè" dije para mi adentros. Emma nombró a la sra coneja un día y me la mostró de reojo por el rabillo de su ojo. Era una imagen complicada y sabía que me estaba volviendo loco. Mire otra hoja que decía así:
agonía Shock, sorpresa, incredulidad, sospecha, miedo, alarma, asfixia, encierro, reacción, pánico, desesperación, lucha, estoicismo, locura, perseverancia, cansancio, pesadez, hundimiento, impotencia, calma, resignación, quietud, paz, liviandad, entrega, luz, libertad.
Silencio. Estoy muerta.
Curiosa estocada de la adolesencia, que se repite de generación en gerneración como un gen que jamás podrá ser alterado por la ciencia: sentirse el único ser humano sensible en el mundo, preferirnos muertos por bien a los demás, sin aceptar la cruda verdad que significa tener que seguir adelante con el resto de la vida.
Y cayó una hoja más pequeña que las otras, pero hacía un ruido medio a cristal crujiente. Yo estoy casi seguro, pero olía a caramelo Cherry Lyptus guardado en el bolsillo gris de la campera que usaba mi papá, que también era gris y siempre tenía Cherry Lyptus. La hoja dijo así:
amor imposible Cada catorce de Febrero le regalaba cartas de amor a la señorita que no sabía leerlas. Cuando descubrió que sus letras efusivas no alcanzarían las pupilas estériles de su musa, perfumó su prosa con picantes sentimientos gritones de adoración ebulliciente para conquistar sus sentidos descuidados. Su intento ingenioso no recibió respuesta alguna. Ni siquiera unos monosílabos mezquinos a modo de consuelo paliativo. Enseguida se diagnosticó víctima de amor no correspondido y enterró la pasión en el invierno más próximo, pero sus tendencias obsesivas le prohibieron desenamorarse. Nunca, en ninguna de sus meditaciones puntillosas, se le ocurrió pensar que ella no había aprendido a sentir.
Y entonces era eso, o sea... era ella. Pero no le dije a nadie, te lo juro. Nada más quería traer más acá el color que ví allá. Era linda la madriguera, y nunca vi a la sra coneja por ningún lado. Voy a ver si la busco en algún otro lugar.
A los que sientan curiosidad, sigan el camino que va de aquí a lo de Emma, y de ahí a lo de la sra coneja. No se pueden perder...

1 comentario:

Mar dijo...

Rox, cambiame el enlace a:

http://ideamadre.bitacoras.com

Besosososososososos!!!