jueves, marzo 23, 2006

Porque a mi generación algo le pasa

Si vez a una persona de 60 años con una remera de Miranda, la imagen hace ruido; si escuchas a una banda de tipos de treinta y pico haciendo temas adolecentes te da cosita; ¿que pasa si vez una película de un tipo entrado en años, que te habla a vos, o mejor dicho, a tu generación? A mi me dio miedo.
Match Point es la última película de Woody Allen, que menos se parece a Woddy Allen. La peícula está filmada en Inglaterra, el no aparece en ningún momento, no habla de religión, no hay chistes, no hay referencias religiosas cómicas. Solo una historia.
Al principio de la película vemos como una pelota de tenis pasa de lado a lado de la pantalla y se pierda por sus extramos, por sobre una red de tenis. La pelota golpea la red, sube y se detiene. Una voz en off nos aclara que la suerte es la diferencia entre que la pelota caiga del otro lado y ganes el partido o caiga de tu lado y lo pierdas.
Chris Wilton (Jonathan Rhys Meyers) es un instructor de tenis, que supo jugar con los grandes en los grandes circuitos, pero que dejó su sueño atras porque nunca fue tan bueno. En un exclusivo club de campo inglés conoce a Tom (Matthew Goode), un pibe de mucha plata, lindo y carismático, que lo invita a pasar una noche en la opera con sus paders. Chris conoce a la hermana de Tom, Chloe (Emily Mortimer), que queda enamorada de Chris al instante. Van un día a la casa de campo de ellos, y alli conoce a Nola (Scarlett Johansson), una aspirante a actriz norteamericana, más buena que comer pollo con la mano, y que se la quiere curtir al instante. A partir de ese momento, un espejo se planta delante del espectador y comienza a ver muchas cositas. Los personajes no tienen más de treinta años, si no medio lustro más jóvenes. Las cosas que les pasan no las buscan, las que buscan no son las "correctas", no se juegan por nada, y cuando se juegan es para hacer cagadas.
Lo interesante de esta película es el constante "tono medio" de los personajes. Las acciones dentro de la película pasan a la velocidad de un set de tenis. Pequeños segmentos donde ocurren cosas, y los personajes están ahí. Chris acepta todo lo que le llega, no cuestiona, solo vive ese momento sin hacer olas. Pasa de promesa del tenis, a instructor de viejos, a oficinista pete, a empresario exitoso sin demasiado esfuerso, pero sin tener en claro que es lo que quiere. ¿Rings any bell?
Se casa con Chloe, una chica rica burguesa, que lo único que quiere es tener un hijo, pero que para entretenerse monta una Galería de Arte. La obseción por un hijo se vuelve una carga para Chris, alentada por una epidemia de embarazos en el entorno de Chloe. Tom está comprometido con Nola, vive con ganas de enfrentarse a los mandatos paternales, pero por si acaso se casa con otra mina. Nola decide refugiarse en el alcohol para no lidiar con las frustraciones que le produce su carrera. Y nadie hace nada para cambiar nada, todos avanzan hacie quien sabe donde, pero a priori lo que hacen está bien. Chris deja la raqueta por el traje y crece en una compañia en la que se siente claustrofóbico, se casa con una mina que le cierra, pero está enamorado de Nola, de la que en realidad está obsecionado.
Constantemente se ve la apatía de ¿mi generacíon?, que tranquilamente es la misma que la de la generación anterior, y la de la anterior, y de la que nos sigue. Miramos hacia todos lados, pero elegimos las opciones más cómodas. Frente a la posibilidad de vivir de lo que uno quiere, se elige el traje y el chofer. ¿Pero que es lo que uno realmente quiere? Nadie se pregunta que quiere en ningún momento, solo acepta lo que llega, no lo cuestiona ni lo vive (ahora que lo pienso mejor). Me parece por lejos una de las películas más interesantes de Woody Allen, o por lo menos la que más me llegó. Y es un interesante "llamado de atención" a todos los que nos quejamos de la vida, pero que en ningún momento empezamos a vivirla.

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