martes, febrero 15, 2005

La señora del medio evo con valium

De buenas intenciones esta empedrado el camino al infierno, me dijo mi madre en algún momento de mi niñez, y hasta hace poco no me di cuenta de la magnitud de la frase.
Resulta que me puse a pensar en eso de las buenas intenciones, y por qué estas podían arrastrarte a la perdición, católica por su puesto, de la máxima de las penurias. Pensé entonces en una señora, muy de la Recoleta, con su marido del Opus Dei, que decía cosas sobre la bondad y la buena voluntad. Que le comentaba a todo el mundo, se lo preguntara o no, como ella separaba la basura en bolsas diferentes para que la gente de la calle no revolviera la basura en la puerta de su casa. Tambien contaba orgullosa como le dejaba las papafritas a los pobres que le pedían en el Mc Pato. Esta señora tiene, por supuesto, un marido. Su marido le hizo siete hijos, porque de preservativos pasan, no vaya a ser que Dios se nos enoje y despues no podamos tener el pedacito de paraiso. Entonces llega el día en que, inevitablemente, los niños van creciendo, tienen sus intereses, quieren sus vidas. Papá está lejos como para decir hola, y mami toma pastillas para dormir mejor. Mucho mejor.
Y se hace inevitable, porque mami no tiene voluntad, y papi cuando te ve no dice hola. Y hay que atender a todos por igual, pero no es asi porque no todos somos iguales. Pero que va, papi esta otra vez en el country, con mami, que se empastilla otra vez en el country. Y asi pasan los días, los meses y los años. Papi está cada vez más lejos de todo este mundo. Mami está ahí, pero hace lo que papi dice. Y papi está enojado con vos, porque si, vos sos diferente, vos sos distinta. Y eso es una desgracia. Eso es inaceptable.
Y llega el tiempo de la enfermedad, el asco por el mundo en el que estas, la vida prefabricada y las sensaciones que te rodean no son las que queres. La voz del comercial te hace sentir gorda, el sistema no se fija en vos y no lo podes soportar. Pero no te olvides, ellos estan ahi para apoyarte, para contenerte y darte cariño. Porque ellos te entienden. O no.
Llega el final, llegan las dudas, y llega el tiempo de preguntar por qué. Al pedo, ya no tiene sentido. Pero si yo te quise ayudar, dice ella. No puede ser, dice el entre lagrimas. El resto de recoleta opina en el té. El resto del mundo opina. Yo opino.
De buenas intenciones esta empedrado el camino al infierno, me dijo mi madre en algún momento de mi niñez. Que razón tenía.

No hay comentarios.: