jueves, febrero 17, 2005

Nunca haremos si nunca empezó

Ayer fue el pasado, pero por una de esas casualidades, hoy no es el futuro. Por más que sean las cinco menos cuarto, entonces nada podría cambiar ahora y habría que cambiar para mañana lo que puedas hacer hoy. No hay lógica en esto.
Pero el otro día conocí a una zariüeya roja, que antaño morada, caminaba de un lado a otro vociferando revolución (sería el día, pero yo escuchaba raveolution). La zarigüeya aplaudía en soledad y sonreía, y en su sonrisa noté que Kolynos no visitaba al pequeño animal desde hacía años. Pero no viene al caso. Al caso viene mucha gente más, que andan con la zarigüeya pero no la quieren, y que tambien gritan revolución, pero el problema es que paran todos en un café y corren con banderas por todos lados, pero no dicen nada.
Mirando este cuadro, dimecuenta que todos gritaban revolución, pero que todo quedaba entre amigos. Fue así omo entre en un círco en el que la zarigüeya caminaba cocainómanamente, frenética, de un lado a otro. Pero no dirijía el círco. A un costado estaba el lider de la revolución de bolsillo. Un tipo que dirijía la ostia desde hace ya mucho tiempo; tanto que ya nadie sabía que demonios hacía allí. De repente, aunque repente perdío la patria potesta del asombro, vi como el lugar donde estaba el circo era verdaderamente un lugar donde habían surgido grandes pensadores, teóricos y educadores. Pero eso ya no pasaba más.
En el lugar donde alguna vez se enseñó algo, ahora había un payaso, un gato o un zorrino caricaturezco. En la sala donde se discutía el futuro del país, ahora se discutía que nuevo payaso encabezaría la marquesina. Traté de vomitar, pero era inútil. no tenía ganas. Revise mis bolsillos y encontré un volante que prometía la revolvución, propuesta por la zarigüeya y sus amigos. Salí del lugar para poder canjear los volantes por caramelos o algo menos mentiroso.

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